La cultura y las ayudas oficiales

Si hay algo que me enciende sobremanera es el matiz peyorativo que desde la derecha más rencia, es decir, desde la derecha, se laca todo aquello que tenga que ver con la cultura. 

En los últimos días estamos asistiendo a la vituperación, en este caso, del cine con argumentos torticeramente falaces: en Francia una entrada de cine sale por 8€ (sin citar el sueldo medio de un francés frente al de un español), no se puede internvenir en el libremercado obligando al espectador a ver películas españolas (si hay un sector en el que no hay libremercado es en el de las salas de cine: Hollywood obliga, mediante sus ventas por paquetes a que la mayor parte de los títulos de las salas sean los suyos: si quieres que te venda la última de Tom Cruise, me tienes que comprar estas tres... que no me comprarías en otras circunstancias). Más allá de estos argumentos intencionadamente falsos, más allá de afirmaciones desafortunadas del ministro del ramo, la cuestión que más me enerva es el trato diferenciado que se da a las ayudas que recibe esta industria. Cuando se otorgan ayudas a la Siderurgia, a la Agricultura, ¡¡a la Banca!!... no se habla de subvenciones. Cuando un mafioso norteamericano viene a hacer negocios a España y se cambian las leyes que hagan falta, y se le condonan impuestos... nadie habla de subvenciones. Ni siquiera de ayudas. Porque en todos estos casos son industrias productivas. Pareciera, por tanto, que el cine, en particular, que la Cultura, en general, no sea una industria, si el último reducto de la izquierda. Un chiringuito en el que quedar para ver cómo se le hace la puñeta al gobierno de turno. Pareciera que, cuando Almodóvar recibe una ayuda, este utiliza la misma para comprar deuda soberana, en vez de emplearla en lo que debe y para lo que han sido otorgadas. No. Cuando un cineasta recibe una ayuda, la emplea para comprar vestuario, para pagar a actores que, a su vez, pagan sus facturas, para pagar a un guionista, para contratar con una empresa de efectos especiales... Es decir, invierte el dinero y hace que este vaya a otras manos. Es decir, hace economía.

La Cultura es una industria. Defendamos y trabajemos en esto. Un 3% del PIB. Que pudiera ser más si este gobierno lo viera como un nicho de mercado y no como un frente popular que buscan su desgracia.